Sin alcohol
Aunque las cervezas sin alcohol suponían, en sus inicios, una opción de consumo moderada frente a los efectos e inconvenientes del alcohol, actualmente son una alternativa popular entre diferentes tipos de consumidores: deportistas, personas que quieren cuidar su línea o alimentación, mujeres aficionadas a la cerveza en periodo de gestación o lactante, y consumidores jóvenes, concienciados o preocupados por su imagen en redes sociales.
Cervezas sin alcohol, a la española
España está entre los puestos de cabeza europeos en cuanto a producción cervecera se refiere: nos ganan Alemania y Polonia.
Pero en lo que sí ganamos a todos es en consumo de cerveza sin alcohol duplicando como poco y desde hace años la media de consumo de cerveza sin alcohol en Europa.
Cuatro de cada diez españoles beben cerveza sin alcohol y de los consumidores de cerveza tradicional casi la mitad la consume en algún momento.
Y es que nuestra tradición de producir y consumir cerveza sin alcohol tiene casi 50 años: Fue en 1976 cuando La Zaragozana y Cruzcampo lanzaron sus cervezas sin alcohol en España.
De hecho, la experiencia española en la producción de cerveza sin alcohol se exporta al resto de Europa, bien en forma de procesos desarrollados aquí o a través de los profesionales cerveceros españoles cuya participación se reclama fuera.
Antes de las «sin»
Las bebidas de malta no fermentada, o parcialmente fermentada, apenas sin alcohol, se conocían desde la época de los egipcios y, en Europa, las “small beers” de la Edad Media. En Dinamarca, este tipo de “cerveza sin alcohol” se comercializaba desde mediados del siglo XIX.
En Alemania existía también una bebida de cerveza maltosa y oscura, parcialmente fermentada, conocida como Malzbier y que en la década de los años 50 del pasado siglo se consideraba un reconstituyente o bebida energética. También como suplemento alimenticio para madres que amamantaban. Un ejemplo que pervive es la Karamalz , antaño “Henninger Karamell-Kraftbier”, de la cervecera Eichbaum, sobre la que comentamos en nuestra página dedicada a las marcas.
Pero ambos tipos de bebida no se consideraban cerveza propiamente dicha. La investigación para producir cerveza sin alcohol comienza a principios del siglo XX propiciada por las trabas al consumo de alcohol, bien en comunidades religiosas con restricciones alimentarias o por la simple prohibición.
Las cervezas sin alcohol burlan la ley
Así ocurrió durante la Ley Seca en Estados Unidos con las llamadas “near-beer” (casi-cervezas), donde la industria buscó activamente la manera de sobrevivir sorteando una durísima limitación al consumo de sus productos. Ahí es donde la cervecera Anheuser-Busch encuentra una manera de salvar su negocio de cerveza Budweiser: comercializando la exitosa cerveza Bevo, que solo contenía un 0,5% de alcohol, lo que la marcaba como bebida sin alcohol según dicha ley.
En este ardid empleado por Bevo está el quid de la cuestión sobre lo que son realmente “cervezas sin alcohol”.
Policías de Detroit desmantelando una cervecera ilegal durante la Ley Seca. Imagen: Wikimedia
¿Sin alcohol o bajas en alcohol?
Solo las cervezas con 0,0% de alcohol pueden considerarse realmente “exentas de alcohol”. Pero, según la legislación de cada país, se permite denominar como “cerveza sin alcohol” cervezas con determinada graduación por encima del 0%.
Para el Reino Unido, más específicos en sus catalogaciones, una cerveza solo puede etiquetarse como “sin alcohol” (“no alcohol” o “alcohol-free”) cuando su contenido no sobrepasa el 0,05% por volumen.
En Estados Unidos, sin embargo, son algo más permisivos y son consideradas sin alcohol aquellas bebidas que no alcanzan el 0,5% de alcohol por volumen. Un remanente de la ya derogada Ley Volstead que permite vender “cerveza sin alcohol“ a menores de edad en la mayoría de estados.
Estas cervezas son consideradas en Reino Unido como desalcoholizadas (“dealcoholised”) y en el resto Europa, cuyo tope está en el 1%, se etiquetan como “cervezas sin alcohol”; “Alkoholfrei” en Alemania.
En Reino Unido hay otra barrera adicional, el 1’2% de contenido alcohólico en volumen, para las cervezas bajas en alcohol (“low-alcohol”). Por encima, todas las cervezas son “con alcohol”.
Diagrama comparativo sobre la cantidad de alcohol por volumen en las diferentes legislaciones aplicadas
sobre las cervezas sin alcohol: Europa, Reino Unido y Estados Unidos de América.
Más que cervezas sin alcohol
Poco a poco, desde los años 70 del pasado siglo, las cervezas con bajo o nulo contenido en alcohol se fueron haciendo más complejas para dejar atrás esa “cerveza” dulce. Y aunque los sistemas de producción iniciales (eliminar el alcohol por evaporación o filtrar la levadura para evitar la fermentación) no ofrecían un producto a la altura de la cerveza original con alcohol, poco a poco los procesos industriales se fueron sofisticando para crear unas cervezas sin alcohol con todo el sabor y matices de las originales, en diversos estilos y, además, sostenibles.
Si bebes, no conduzcas
Desde que en 1985 la Dirección General de Tráfico lanzó su campaña “Si bebes, no conduzcas” con Stevie Wonder cantando “Don’t drive drunk”, el concepto de “conducir” se ha ampliado a más vehículos que los automóviles y la maquinaria.
Auto-control
Algunas marcas de automóviles, como Volvo, ya trabajan desde hace años en que sus vehículos tomen el control de la conducción si los sensores dispuestos para monitorizar al conductor detectan una falta de respuesta conveniente a las señales de advertencia.
Entre las apps de “autocontrol” existe “My Limit”, especializada en el consumo de alcohol, que orienta al usuario con estimaciones sobre su estado etílico dirigidas más a crear un estado de conciencia que a convertirse en una herramienta de previsión frente a sanciones.
Movilidad sin alcohol
Pero no son solo coches todo lo que se conduce. En este año, 2022, la DGT ha apoyado la campaña de Cerveceros de España “Conducción Responsable, Cerveza SIN” orientada a recordar a los jóvenes, ya concienciados de no coger el coche, que motos, bicicletas eléctricas y patinetes tampoco han de conducirse bajo los efectos del alcohol y que las cervezas sin alcohol son una buena alternativa para cualquier forma de movilidad urbana.
Las «sin» van con todo
La cerveza sin alcohol también ha encontrado otros nichos de mercado más allá de las imposiciones médicas, los conductores y profesionales que manejan maquinaria: jóvenes concienciados, personas que quieren cuidar su línea o alimentación, deportistas, y mujeres aficionadas a la cerveza en gestación o en periodo lactante.
Es más, estudios como el realizado por Heineken en 2016 muestran también una tendencia hacia su consumo motivada por dar una imagen responsable frente a las omnipresentes redes sociales: no es atractivo aparecer bajo los efectos del alcohol.
Cervezas «sin» con estilo
Estas nuevas oportunidades de consumo, alejadas de los aspectos perniciosos para la salud y la seguridad ha abierto camino a la incorporación de las cervezas 0.0 y la cervezas sin alcohol en una variedad de estilos cerveceros, tanto ale como lager, de trigo y de malta, de abadía, pils, IPA… El consumidor demandaba esas variedades sin alcohol.
Cervezas sin alcohol de trigo
Hoy, el catálogo de Fassbiere puede ser una buena muestra de las especialidades cerveceras que se han ido adaptando a la variedad de cerveza sin alcohol.
Puedes encontrar desde cervezas de trigo como Andechs Weiss o Schneider Weisse Alkoholfrei. La TAP3 de Schneider ha sabido posicionarse como bebida isotónica y energizante orientada a un consumo deportivo.
Cervezas pilsen sin alcohol
También un abanico de pilsner de marcas clásicas, lo que denota las posibilidades de adaptación de este estilo a los diferentes sabores que identifican cada marca.
La Clausthaler Original fue pionera en este sentido: Creada en los años 60, su método de elaboración ofrecía un sabor tan intenso que sus consumidores ignoraban que era una cerveza sin alcohol. Las también alemanas Gerstel Alkoholfrei, todo un referente en sabor, y Krombacher 0.0% hablan por sí solas de la adaptación del genero pils a la variedad de cerveza sin alcohol, del que también encontramos ejemplos de éxito en Bélgica con la Jupiler Pils 0.0%.
Cervezas ale sin alcohol
Las cervezas ale también han probado con fortuna su paso a las 0.0%: la Leffe 0.0% Blond, de abadía, aunque algo más dulce que la original, mantiene su aroma y sabor casi idénticos. La, también belga, amber ale de Palm y la holandesa IPA de Bavaria sirven de muestra de cómo las cervezas sin alcohol van conquistando el terreno de las cervezas Premium.
Una muestra de las cervezas sin alcohol y cervezas 0.0% representadas en el catálogo de Fassbiere
Podrás encontrar más información sobre cerveceras con especialidades pilsener en nuestra página de marcas.
El equipo de Fassbiere
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Cinco apuntes sobre las sin alcohol
1
En origen, las cervezas sin alcohol se planteaban como una alternativa de consumo moderada y preventiva dirigida a consumidores de cerveza que por salud, actividad o legalidad debían evitar o reducir su ingesta de alcohol.
2
Estudios realizados apuntan efectos beneficiosos de las cervezas sin alcohol en la salud cardiovascular, un menor consumo de calorías, la disminución del estrés y, además, mejora de la calidad del sueño por el efecto relajante del lúpulo.
3
Hoy, las cervezas sin alcohol son populares entre deportistas que buscan su capacidad rehidratante y su efecto isotónico. También resultan adecuadas para las madres en época lactante pues no inhiben la lactogénesis.
4
Pero los beneficios para la salud no son los únicos atractivos para el consumo de las cervezas sin alcohol: las mejoras en la calidad y el acercamiento en el sabor a las cervezas con alcohol, suponen otro incentivo para disfrutar de la experiencia.
5
La variedad de estilos que se han incorporado a la lista de cervezas sin alcohol responde ya a todo tipo de gustos: ale y lager, bávaras, belgas, holandesas, de trigo, cervezas de abadía, rubias, rojas y tostadas, pilsner, IPA… y, desde 2021, también las cervezas trapenses.