San Patricio es motivo de celebración y alegría compartida alrededor de unas cervezas.
En plena Cuaresma, época de recogimiento y ascetismo, despunta una pausa para la celebración y la alegría compartida; una pausa para la cerveza: el Día de San Patricio.
Artículo de Paco Marín para el Newsletter de Fassbiere. Léelo en 4’:30”. [Publicado originalmente en el sitio web de Fassbiere en marzo de 2018].
Slainté! ¡Feliz San Patricio!
«Sláinte» (pronunciado ‘slóntche‘) es el brindis gaélico con el que, cada año, se desean “salud” los irlandeses en «Lá Fhéile Pádraig» (el festival del día de Patricio).
Cada 17 de marzo se recuerda el fallecimiento del Santo Patrón de Irlanda y conmemora la llegada del cristianismo a esas tierras, allá por el siglo V, celebrando de paso la herencia y cultura irlandesas. Hoy, lo que antaño era una celebración religiosa, se ha convertido en una poderosa herramienta de promoción que, a juicio de algunos críticos irlandeses, excede y menoscaba el auténtico espíritu irlandés.
San Patricio aka Maewyn Succat
El patrón de Irlanda no era irlandés, sino britano hijo de Calpurnio, un militar romano pudiente, senador y recaudador de impuestos. Su nombre era Maewyn Succat y el llamarse Patricio vendría después, cuando sente la llamada de las misiones mediante una visión, decide hacerse religioso y es ordenado sacerdote.
Incluso con las “Confesiones” que dejó el santo por escrito, su vida y periplos son objeto de controversia: puede que no lo secuestraran los piratas y que no fuera el primero ni el único en cristianizar Irlanda, atribuyéndosele obras de otro religioso de la época: Paladio.
La fiesta de San Patricio
En cualquier caso, es en el siglo XVII cuando el Día de San Patricio se convierte en fiesta oficial cristiana y, más adelante, tanto el símbolo del trébol (shamrock) con el que el Santo explicara el misterio de la Santísima Trinidad a los irlandeses como su color verde se adoptarían como símbolos nacionales.
Sin embargo, no es hasta 1903 cuando la festividad de San Patricio se convierte en pública por decreto y al poco tiempo, para evitar los excesos con la bebida producidos por la fiesta, es matizada esa ley con la prohibición de apertura de tabernas durante la festividad.
Desde ese mismo año comienzan en Irlanda los desfiles conmemorativos que van adquiriendo un caracter congregador, marcadamente nacionalista y reivindicativo. En estas manifestaciones se encontraría el germen de la posterior revolución y guerra civil.
En 1927 se prohíbe, hasta 1961, la venta de alcohol durante el día de la festividad. Y desde finales de los 60 a los 90 los desfiles son escasos.
San Patricio cruza el charco
En contraste, Canadá y, más tarde Estados Unidos, los celebran desde finales del siglo XVIII, con la salvedad de los años afectados por la pandemia del coronavirus.
Aunque existe el precedente de las celebraciones en la Florida española, en el año 1600, son los soldados irlandeses del ejército británico, que luchan contra Francia en las colonias americanas, quienes desfilando recuperan en tierra extraña una celebración más patriótica que religiosa. Una tradición que al correr de los años prospera con mayor profusión de participantes y negocio que en la madre patria.
Ya desde el siglo XIX los pastores de las parroquias irlandesas en América facilitaban dispensas para que sus feligreses pudieran cumplir con el sacrificio de la Cuaresma sin renunciar a celebrar el Día del Santo.
San Patricio vuelve a Irlanda
Mientras, en Irlanda, no es hasta mediados de los 90, estabilizada ya la situación política, cuando el gobierno se propone el objetivo de utilizar el Día de San Patricio como trampolín para la difusión de Éire y su cultura.
A su favor, una diáspora global de irlandeses que, con sus descendientes y solo en Estados Unidos, septuplican los 6 millones de la población de Irlanda. En total, más de 60 millones de celebrantes repartidos por el mundo, celebrando su día vestidos de verde, tiñendo sus ciudades de verde con desfiles, luces y tintes, y bebiendo cerveza… ¡también verde!
Cerveza… ¿verde, negra o roja?
Para gustos los colores; y es que, conociendo la rica variedad de cervezas originarias de Irlanda, hay que ser muy fiel al verde para decantarse en esos días de fiesta por una cerveza lager corriente tintada con colorante alimentario. Mejor, si pica la curiosidad, es atreverse con las cervezas asiáticas que utilizan el alga spirulina en su composición para conseguir un verde cristalino de origen natural: la china Tsingtao Green Beer o la japonesa Shiretoko Draft.
Cervezas de Irlanda
En cualquier caso, en cuestión de cervezas el color de Irlanda es, con permiso de la negra Guinnes, el rojo. Referentes de la Irish Red Ale son la Kilkenny, la Smithwick’s y, cómo no, la Murphy’s a quien también encontramos en su variedad Irish Stout compitiendo en popularidad con la Guinness y aguantando los embites de una O’Hara’s que viene pegando duro en el ranking de las negras desde finales de los 90.
Si uno es más de Pale Ale no puede dejar escapar la Galway Hooker Irish Pale Ale, afrutada y de final amargo. Tampoco faltan opciones para los amantes de las lager: Guinnes ofrece su Harp, dorada y refrescante; y más al gusto de los amantes de las pilsner checas está la cerveza que se desmarca del patrón cervecero irlandés: la Hilden Belfast Blonde.
Y para curiosidades del paladar se puede optar por el centeno en la Kinnegar Rustbucket o las ostras de la Porterhouse Oyster Stout. Una completísima oferta cervecera que incluye también propuestas artesanas como las de 8° Brewing con nombres tan sugerentes como el de su cerveza de cebada Hibernia o el de la ‘tumbaalmuerzos’ Knockmealdown Porter.
En resumen: el Día de San Patricio nos ofrece la oportunidad, y la dispensa, para hacer una pausa en nuestros gustos y rutinas y acercarnos al auténtico sabor de la cerveza de Irlanda. Y en cuanto al color de la cerveza… mejor dejamos el verde para los selfies. Sláinte!
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